Todos los Martes a las 23 por Frecuencia Zero FM 92.5

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28.3.07

La inseguridad de Doña Rosa

La inseguridad de cada día, como la llaman los grandes medios de desinformación, es un tema que lamentablemente esta en boca de toda la opinión pública, pero no con conocimiento de causa sino con la simpleza, a veces peligrosa, de los que no se detienen a pensar en la trama profunda, oculta de las cosas. O sea, con la lógica de Doña Rosa (como bautizara Bernardo al típico vecino clase media; y no estoy hablando del dinosaurio de Tinelli… del otro) que ve la realidad a través de la TV, su ventana al mundo, y no tiene otra fuente de información que enriquezca su corto análisis.
Es en ese momento cuando empiezan a surgir comentarios y exigencias de toda clase contra el gobierno de turno, planes de seguridad caseros como el traslado de villas a islas, paredones, fosas, etc.
A propósito ¿No hay un presidente que tiene una lógica parecida?
Bueno volviendo a lo anterior. Cuando de seguridad se habla las soluciones mágicas e instantáneas están a la orden: aumento de penas, abolición del dos por uno, disminución de las edades de imputabilidad, armar a los civiles, escuadrones de la muerte y la lista sigue. Pero ¿para cuando una autocrítica?¿cuándo nos vamos a dar por aludidos a nivel global que la inseguridad es un producto de la sociedad que supimos conseguir?
En una entrevista publicada en O Globo a Marcos "Marcola" Camacho, jefe de la banda carcelaria de San Pablo (Brasil) llamada Primer Comando de la Capital (PCC, autora de numerosos actos de vandalismo en esa ciudad y alrededores), se brindan numerosas pistas de las razones por las cuales la inseguridad, la violencia extrema en los asaltos, es creada por la misma sociedad en tanto es un fenómeno que sucede dentro de ella, y no por los ¨chorros¨ o los ¨negros villeros¨, como suele opinar el común de los argentinos (entrevistados por canal 9 o TN).

-¿Usted es del PCC?
- Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e
invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era
fácil resolver el problema de la miseria. El diagnostico era obvio:
migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas
periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno
Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo
éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la
música romántica sobre "la belleza de esas montañas al amanecer", esas
cosas… Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se
están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra
conciencia social ¿Vió? Yo soy culto. Leo al Dante en la prisión.
- Pero la solución sería…
-¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de "solución" ya es
un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo
en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo?
"Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno"
Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente,
con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política,
crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y
todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida" que
saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima
del Legislativo cómplice. ¿O usted cree que los chupasangres
(sanguessugas) no van a actuar? Si se descuida van a robar hasta al PCC. Y
del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical
del proceso penal del país, tendría que haber comunicaciones e
inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales
(nosotros hacemos hasta "conference calls" entre presidiarios… ) Y todo
eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda
en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.
- ¿Usted no tiene miedo de morir?
- Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la
cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a
ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria
hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo.
Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la
única frontera. Ya somos una nueva "especie", ya somos otros bichos,
diferentes a ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una
cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida
diaria, tirados en una fosa común. ¿Ustedes intelectuales no hablan de
lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros!
¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3000 libros y leo al Dante, pero mis
soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No
hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa
creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad.
Ya surgió un nuevo lenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas
"con autorización" de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de
una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura
asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas
modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una
mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio.
- ¿Qué cambió en las periferias?
- Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de
dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es
un hotel, un escritorio… ¿Cuál es la policía que va a quemar esa mina de
oro, entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario
vacila, es despedido y "colocado en el microondas". Ustedes son el estado
quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de
gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno
propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte.
Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen
calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes
tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes
nos transformaron en "super stars" del crimen. Nosotros los tenemos de
payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria,
por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos "globales". Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros "clientes". Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto
de la violencia que provocamos.
- ¿Pero, qué debemos hacer?
- Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí. ¡Agarren a "los
barones del polvo"! (cocaína) Hay diputados, senadores, hay generales, hay
hasta ex presidentes del Paraguay en el medio de la cocaína y de las
armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata? No
tienen dinero ni para comida de los reclutas. El país está quebrado,
sustentando un estado muerto con intereses del 20 % al año, y Lula todavía
aumenta los gastos públicos, empleando 40 mil sinvergüenzas. ¿El ejército
irá a luchar contra el PCC? Estoy leyendo Klausewitz "Sobre la Guerra". No
hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas
en los rincones. Tenemos hasta misiles anti-tanque. Si embroman, van a
salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba
atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?
- Pero… ¿No habrá una solución?
- Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la
"normalidad" . No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una
autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la
moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros
vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya
trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben
por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema.
Como escribió el divino Dante: "Pierdan todas las esperanzas. Estamos
todos en el infierno".

No hacen falta más palabras. La inseguridad en Brasil, acá o en la China se gesta de la misma forma. No es un hecho aislado, no es cuestión de un gobierno u otro. Este agotado modelo de sociedad en el que vivimos, que ningunea, atrasa, manosea y expulsa sin pausa y con mucha prisa es el mentor de lo que la pantalla muestra: asaltos violentos, golpizas a ancianos, violaciones, toma de rehenes y todo seguido (en muchos casos) de muerte.
La violencia de abajo es una respuesta a toda la violencia que se ejerce a diario desde arriba y es también el fruto de años de una sociedad que vivió mirando hacia arriba mientras empezaba a hundirse en el barro. Esta sociedad pacata y zonza, que nunca se hizo cargo de sus problemas y depositó toda responsabilidad en sus corruptos gobernantes, ahora grita y patalea porque le están cobrando el precio de la ignorancia con retroactividad.