Todos los Martes a las 23 por Frecuencia Zero FM 92.5

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22.12.08

No lo decimos solo nosotros... Página 12 también

ECONOMIA › TEMAS DE DEBATE: POLITICA URBANA EN LA CIUDAD

“Haciendo Buenos Aires” con el sello Macri

A un año de la asunción del líder de PRO como jefe de gobierno, dos especialistas analizan lo que prometió, lo que hizo, lo está haciendo y lo que dejó pendiente en materia de obras y servicios públicos. Más en el debe que en el haber.

Producción: Tomás Lukin


Ineficiente e ineficaz

Por Alejandro Robba *

El día anterior a que Macri fuera a la Legislatura el 1° de marzo a inaugurar las sesiones ordinarias, había llovido torrencialmente en Buenos Aires, inundando diversos barrios de la ciudad. En esa ocasión prometió resolver cuanto antes la situación. Hace menos de un mes llovió menos que aquel día y el resultado no pudo haber sido peor: hubo más barrios inundados y en algunos de forma más aguda. Este sería el rasgo más perdurable de este año de gestión: la enorme distancia entre la palabra y la acción sumado a querer justificar dicha inoperancia ligándola a una conjura global pergeñada por el gobierno nacional, los sindicatos, la Justicia local y los movimientos sociales. El segundo rasgo distintivo es haber subejecutado las partidas de inversión pública y haber incrementado fuertemente el gasto corriente.

Después de un año de administrar la Ciudad, las obras hidráulicas en ejecución son mínimas y corresponden a licitaciones realizadas en gestiones anteriores y las que debían de estar en ejecución han sido postergadas. Tal es el caso de las obras sobre el arroyo Maldonado. En cuanto al Riachuelo, sólo dos obras se encuentran actualmente en ejecución: los aliviadores San Pedrito y Erézcano, que fueron licitadas en la administración anterior. A esto se suma la falta de obras en la defensa costera; la no ejecución de los planes de viviendas; los pocos centímetros de subterráneo que construyó (prometió diez kilómetros por año) y la falta de mantenimiento edilicio tanto en hospitales como en escuelas.

Respecto de infraestructura sanitaria, es evidente la fuerte subejecución del presupuesto. Para este año dispuso en obras y equipos para hospitales 210 millones de pesos y sólo ejecutó al 30 de septiembre 30 millones. Esto se refleja en los gravísimos problemas que existen en los hospitales porteños. Si bien muchos venían de antes, con esta administración se agudizó la crisis. Por ejemplo, con la centralización de las compras de medicamentos que implicó el desabastecimiento de los mismos en lugar de la baja en sus costos.

Igual o peor es la subejecución de obras en las escuelas, donde cuenta para este año con un presupuesto para construcción de 247 millones de pesos y sólo se ejecutaron 49 millones. Macri solicitó a la Legislatura superpoderes para acelerar las obras por la supuesta emergencia edilicia, que hoy sigue sin solución. Así, para 2008, con un presupuesto para inversión de más de 3000 millones de pesos, en el mejor de los casos, ejecutará solamente la mitad. ¿Esto era PRO?

Por el lado de los ingresos, la recaudación ha crecido en lo que va del año un 40 por ciento respecto de igual lapso del año pasado, razón por la cual el gobierno de Macri cuenta con una importante masa de recursos. Sin embargo, se invierte poco en obras y se gasta mucho en sueldos, fundamentalmente en funcionarios. En efecto, mientras se subejecutan obras, se ha aumentando la planta de funcionarios y de gabinete (asesores), cuando no se tiene la misma política de incentivos respecto del personal no jerárquico. Así se incrementó al doble el número de funcionarios, que eran 346 en el año 2005, para llevarlo a 608 en el año 2009.

Los incrementos también se presentan en los pagos a la recolección de residuos, que subieron en más de tres veces. De los 352 millones de pesos que se pagaban en el año 2005, a 1118 millones presupuestados para el año 2009, no existiendo ningún índice inflacionario que pueda justificar semejante aumento del gasto. En definitiva, el primer año de gestión Macri demuestra que:

- Es ineficaz: ni siquiera hace las obras para las que tienen presupuesto.

- Es ineficiente: gasta muchos recursos en funcionarios que no ejecutan obras ni dan respuestas a las demandas sociales y sectoriales del distrito y paga altos precios por servicios de dudosa calidad.

- No tiene ningún interés en mejorar la distribución del ingreso en la ciudad proveyendo de más y mejores bienes públicos (salud, educación, vivienda, cultura, trabajo, obras de infraestructura) a los habitantes que más los necesitan.

Tanto prometer sin cumplir como desentenderse de los problemas de los habitantes que menos tienen es grave, ya que luego de la crisis del 2001 los argentinos estamos tratando de revertir aquel divorcio entre la política y la sociedad, generada entre otras cosas por aquello de “si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”. En estos días estamos festejando la etapa más larga de un período democrático de nuestra historia. Que el gobierno de Macri y Michetti no implemente las políticas públicas que prometieron en la campaña electoral no ayuda en nada a la tarea en que todos debemos estar empeñados: recomponer la legitimidad del sistema democrático y construir ciudadanía, una dimensión donde reparar veredas es sólo una baldosa del desigual mosaico social porteño.

* Presidente de Fundación Fetyp - www.fetyp.org.ar


Sin lugar para participar

Por Carlos Fidel *

Las expresiones de la publicidad, con un sistémico desparramo, están desplegadas por todas las calles de la ciudad de Buenos Aires, sus mensajes son parecidos, con alguna pincelada que las diferencian. Un cartel que está por todos lados llama la atención. Es el amarillento Haciendo Buenos Aires. Lo primero que sugiere es que el mensaje quiere decir que el gobierno de la ciudad está haciendo la urbe de la nada, de cero, y por lo tanto, fundando un nuevo diseño físico y eslabonamiento social urbano. De ser así, sin duda es un significado insostenible, omnipotente y desconocedor de la valiosa historia de la ciudad.

Tal vez será que significa mantener y hacer veredas, calles, recortar árboles, actividades culturales, Hacer algunos controles del tránsito. Hacer nuevos aparatos gubernamentales destinados a controlar la seguridad urbana. Hacer funcionar o mantener los imprescindibles servicios públicos, como espacios verdes, escuelas y hospitales. O será que significa que están terminando de hacer algunas construcciones, como el transporte público subterráneo y empezar nuevas (aunque las obras nuevas no aparecen).

Puede ser que la H quiera transmitir la sumatoria de todos los aspectos anteriores. De ser así debería agregar maestros y alumnos protestando sin ser escuchados y maltratados en las calles, grupos de vecinos reunidos molestos por lo que están haciendo en sus barrios, edificios que son parte del patrimonio histórico demolidos, viviendas de los desposeídos sin una política para mejorar su situación del hábitat, el tránsito (a pesar de que su ordenamiento tiene casi costo nulo) sin política especifica, las personas que viven en las calles sin políticas de atención, los movimientos sociales sin respuestas de políticas urbanas, las fuentes de contaminación ambiental sin políticas, la recolección de la basura sin políticas... “no puede ser que haya un poco de viento o lluevan dos gotas y la ciudad se quede sin respuesta” (algo así proclamó en su campaña el jefe de gobierno). Se puede continuar, pero conviene examinar el tema abarcador de la estrategia concreta de la política urbana del actual gobierno de la ciudad.

A un año desde el comienzo del gobierno conducido por Macri, es un buen momento para sopesar su gestión. Centrando el eje de la reflexión en la política urbana, hay que resaltar que dicho gobierno es sin la menor duda de origen democrático. Siguiendo a Alicia Ziccardi, hay dos formas de democracias urbanas: las de tipo “representativas” y las “participativas”. En la primera se gobierna exclusivamente a través de los representantes electos por la población, mientras que en la segunda, la relación ciudadano/gobierno transita por senderos de relaciones más directas y prima la cercanía en la toma de decisiones.

Desde que la ciudad de Buenos Aires alcanzó la autonomía (1997) se avanzó en el diseño y se aprobó en el espacio legislativo una serie de iniciativas que abrieron un amplio e interesante abanico de posibles acciones que hubiera posibilitado recorrer en el segundo itinerario. Hacemos referencia, entre otros, al proyecto de la organización de las comunas, ampliar la descentralización de la gestión e iniciativas de planificación económico/social, donde en algunos casos puntuales se registraron acciones con la plena participación de los habitantes, y la propuesta de la aplicación del presupuesto participativo. Las anteriores fueron proposiciones fallidas y/o están sumergidas en el sombrío olvido intencional de los políticos y funcionarios.

El Gobierno de la ciudad desde un inicio optó por el primer sendero, con amplia mayoría en la representatividad no estuvo dispuesto a consultar ni a abrir a la participación a la población de sus decisiones políticas, esta estrategia se verifica en todos los campos, especialmente en los temas que denominan orígenes y destinos de la plata. Como si el ingreso de los ciudadanos fuera del gobierno, y por eso quieren decidir incosultamente cómo recolectar y qué hacer con ese patrimonio que es del conjunto de habitantes de la ciudad. Con esa táctica de acción, armaron grupos de técnicos, supuestamente recién llegados a la política o apolíticos, pero eficientes para configurar intervenciones puntuales en el territorio o en otras áreas. Con su manera de concebir los problemas, de cómo y dónde actuar, intervienen con la peculiaridad de un estilo de hacer política en Buenos Aires, avanzan y avanzan; a veces sólo se detienen o cambian el rumbo si encuentran resistencia activa y/u organizada de los habitantes.

* Economista especialista en temas urbanos - Docente investigador de la Universidad Nacional de Quilmes.

9.4.08

Tejerína y Patti: Justicia y lucha de clases



En el día de ayer la justicia argentina termino de darse por muerta o bien mostró la hilacha de nuevo otra vez.
Por un lado la llamada Suprema Corte de Justicia liberó a Luis Abelardo Patti y por el otro ratifico la condena de Romina Tejerina. Así, a vuelo de pájaro, alguien podría decir ¨y bueno a veces es así: alguien es inocente y otro culpable ¨. Pero si rasca un poquito la cáscara se dará cuenta del atropello perpetrado por esta institución supuestamente democrática.
El beneficiado comisario de la dictadura, Luis A. Patti, estaba preso por delitos de lesa humanidad: tortura, asesinato, violación de leyes y derechos varios, irregularidades en procedimientos, fusilamientos, desapariciones, etc. En cambio Romina debe ahora cumplir su pena por matar a su propio bebe recién nacido producto de una violación cuyo perpetrador sigue libre.
No hace falta aclarar más: ambos casos son demasiado conocidos y se puede consultar en cualquier sitio periodístico.
El echo es que el mismo día se resolvieron ambos casos con resultados tan desagradablemente sorpresivos y esclarecedores. Una vez más la el Poder Judicial de la Nación, dio prueba patente de la existencia de una justicia para los poderosos y sus amigos o socios, y otra para el pueblo; una justicia para beneficiar, esconder, proteger a los corsarios de la corona y otra para adoctrinar, castigar, ejemplificar, sojuzgar y violentar al pueblo, al común.
Luis Abelardo le sirvió y le sirve fielmente aún a sus amos de la derecha mas conservadora, retrograda y autoritaria del país, y exactamente por ello hoy esta libre de culpa y cargo y con un sillón en la cámara de diputados. Romina en cambio solo pertenece al pueblo, a la clase humilde de ese pueblo, su piel es oscura, su sexo femenino y su delito, según la ética religiosa de los jueces y sus curas, imperdonable, atroz, inhumano. Pero lo de Patti no: se nota que a los señores jueces no le violaron una hija ni recibieron un picanazo ni les hicieron un submarino seco.

1.4.08

Piiiqueeeteros ¿Viste?


En estos días de “paro histórico” del campo, cuando un incipiente desabastecimiento se hace notar en algunos barrios porteños causando cierto temor en algunos y suspicacias en otros, ese misterioso ser nacional vuelve a aparecer ininteligible pero real.
Más allá de rimbombantes títulos periodísticos como “masivas manifestaciones a favor del campo” o cosas así, la realidad mostró una vez más que el mediopelo argentino sigue alimentándose de las inmundicias que la clase alta (en este caso los oligarcas terratenientes y las grandes corporaciones y multinacionales agroindustriales) le convida en la hora de la lucha por más poder.
Así, ofendidísimos, turbados, encrispados (casi casi subversivos), unos cuantos habitantes de las ciudades argentinas se desbocaron apoyando a quienes protestan sin demasiada idea del por qué en las rutas nacionales.
Frases como “no queremos el comunismo en argentina”, “argentina sin el campo no existe”, “el campo le da de comer al país”, y por qué no “que se vayan todos”, fueron propaladas por muchos que lo único que tenían en claro es que la protesta que protagonizaban era en contra del gobierno. La mayoría de esta masa desinformada salió a batir sus cacerolas sin la más mínima reflexión sobre lo que realmente pasa, sobre los grupos que realmente están utilizándolos para luchar gratis defendiendo sus intereses económicos privados por sobre los nacionales.
La realidad esta ahí y es una: la política de retenciones fue aplicada en otras oportunidades por gobiernos de derecha y otros de facto y nunca nadie se quejó; en este momento particular de la historia las retenciones que causaron el berrinche del campo fueron las de la soja, cultivo que aumenta tanto minuto a minuto en el exterior que por más retenciones que se le pongan sus productores no paran de ganar; esas retenciones a las exportaciones vuelven al campo como subsidios, obras de vialidad, creditos para distintos fines, etc; los pequeños productores (los mayores damnificados) no venden directamente al exterior sino a través de acopiadores privados; y así podríamos estar paginas enteras enumerando las contradicciones y puntos oscuros de esta maraña que solo busca confundir.
Si uno hace memoria y apaga la tele unos minutos puede llegar a darse cuenta de que este paro en realidad es un lok out patronal, creado y puesto en marcha meticulosamente por los grupos de poder sin otro objetivo que el de desestabilizar y darle otro golpe a la democracia para seguir teniendo rentabilidades siderales. Otro intento, acaso, de volver a sentar las bases para ese modelo de país ordenado y de mano dura que muchos añoran y a otros beneficia.Mientras tanto la ignorancia y el egoísmo siguen moviendo al mediopelo argentino como una pelota de Pato sin otro destino que el arco contrario. Si don Arturo viviera....